Tlaxcala Eterna en Zacatelco: un día para recordar de dónde venimos
- julioernestolpc
- 25 jun
- 1 Min. de lectura

El pasado domingo 23 de junio, el zócalo de Zacatelco se convirtió en un portal al pasado. No fue una feria común ni un evento más: fue un reencuentro con nuestra esencia. La exposición Tlaxcala Eterna llegó para recordarnos quiénes somos y todo lo que llevamos dentro.
Desde temprano, el ambiente olía a maíz recién tostado, a historia viva. Hombres y mujeres ataviados con vestimentas tradicionales caminaron con dignidad entre el público, mientras los sonidos de flautas, tambores y cantos antiguos llenaban el aire. En cada esquina, un fragmento de Tlaxcala se mostraba con orgullo: danzas ceremoniales, piezas artesanales, y una exposición dedicada al maíz nativo, ese grano que no solo alimenta el cuerpo, sino la memoria.
Quienes asistieron no solo fueron espectadores; fueron parte de un ritual colectivo. Hubo miradas de asombro, niños haciendo preguntas, ancianos narrando anécdotas, y una comunidad entera reconociéndose en su pasado.
Tlaxcala Eterna no fue un simple evento cultural. Fue un recordatorio: nuestras raíces no están atrás, están debajo de nuestros pies. Caminamos sobre ellas cada día, aunque a veces se nos olvide.
Este tipo de espacios no solo celebran nuestras tradiciones; las reactivan, las siembran en las
nuevas generaciones, y nos enseñan que defender nuestra identidad también es un acto de futuro.

Porque una tierra que recuerda lo que es, jamás será tierra olvidada.
Evento organizado por Ana Lilia Rivera Rivera.




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